Se trata de una inflamación respiratoria aguda que suelen padecer los niños menores de un año. Sus primeros síntomas suelen ser similares a los de un catarro.

Si tienes niños pequeños en casa, tal vez hayas oído en más de una ocasión esta palabra. Se trata de una inflamación respiratoria aguda que padecen los niños menores de un año, especialmente los lactantes. Está de plena actualidad, pues sus meses de mayor incidencia se dan en los meses noviembre a marzo, alcanzando su pico en diciembre.

Suele comenzar como un catarro, pero no es extraño que pronto se traslade hacia los bronquios. El problema es que los bronquios de los niños menores de un año son muy pequeños y, al producirse una inflamación de los mismos (una bronquitis en los adultos), éstos se cierran y la respiración del bebé se dificulta.

La bronquiolitis es una infección vírica -al menos siete virus pueden causarla y el más normal es el virus respiratorio sincitial (VRS)- y sus primeros síntomas suelen ser similares a los de un catarro: el niño empieza a tener algo de fiebre, dificultad para respirar o respiración agitada, silbidos, mal apetito y la tos se vuelve persistente e intensa. Algunos niños presentan otitis asociada. Aunque puede ser tratada en casa con un constante seguimiento del pediatra y el tratamiento por él prescrito, en niños menores de tres meses se recomienda el ingreso, pues si no se trata de la forma adecuada, puede generar serias dificultades respiratorias.

Para intentar prevenir su aparición, hay que tener en cuenta una serie de recomendaciones: es importante lavarse las manos antes de coger al bebé; no es conveniente que besen al niño personas con catarro, ya que este problema en un adulto puede convertirse en una bronquiolitis en un bebé; se deben evitar los lugares cerrados, fuentes de virus; hay que airear las habitaciones y es fundamental no fumar en presencia de niños; el bebé debe beber con frecuencia, para estar bien hidratado y la atmósfera de su habitación ha de ser lo suficientemente húmeda. Si hay fiebre se tratará con las medidas y antitérmicos habituales que le recomiende su médico, y no debe olvidar visitar a su pediatra en cuanto que note algún síntoma.