La mayoría de las parejas estables atraviesan por crisis en algún de su historia. crisis significa que deben enfrentar un cambio o reorganización en la forma de relacionarse. Lo que quiere decir, que pasan a otra etapa de su relación. Un cambio de etapa emblemático es la llegada de un hijo. Las responsabilidades son distintas y deben reformular si vínculo ante la llegada de un tercero en la pareja. La mayoría de las ocasiones las crisis son superadas. Pero veamos que sucede si no lo logran y como se manifiesta.

Señales que delatan una crisis

Dejar de comunicarse. Esto significa que, cada uno actúa individualmente y no colectiva ante problemas que antes lo hacían en consenso o compartiendo formas de comportarse. Comienzan a aislarse emocionalmente y se evitan para no entrar en conflicto.

Cese de la vida sexual. Se resiente en términos de falta de deseo que habitualmente se atribuyen a otros intereses, falta de intimidad u otras. Sin embargo, tiene que ver principalmente con desajustes emocionales relacionados con la rabia, tristeza u otras emociones.

Sensación de infidelidad por parte del compañero. Aunque no existan evidencias que esto sea cierto. La persona siente que la están cambiando por otra y se siente desvalorizada.

Evitación de la intimidad. Se refiere a que uno de los dos o ambos ya no desean tener vida sexual con el otro. O simplemente quedarse solos y compartir una conversación.

Falta de cariño físico. Ya no se acarician ni se dicen palabras de cariño.
Aburrimiento en la vida de pareja y sexual. No existe voluntad para ser creativo ni explorar cosas nuevas.

Pasar más tiempo con otras personas que con la pareja. Prefiere visitar a sus amigos o familiares que pasar un tiempo agradable con su pareja.

Sensación de ser muy diferentes. Desconfianza al percibir al otro distante y lejano. Se pierde la sintonía y la imagen positiva que se tenía del otro adquiere una valoración negativa. A esto se acompaña una sensación de estar solo o sin compañera.