Después del parto, debido a los cambios hormonales, puede ser necesario y conveniente el uso de lubricantes y geles vaginales.

El tiempo estimado desde el alumbramiento hasta la penetración o primer coito depende de cada caso, aunque se calcula que pueden transcurrir seis semanas. Si se tiene en cuenta que la cesárea es una situación especial, puesto que se trata de una intervención quirúrgica, lo que supondrá una convalecencia más larga, es saludable reanudar las relaciones sexuales lo antes posible, transcurrido el tiempo de recuperación física. Cuando hablamos de relaciones sexuales no nos estamos refiriendo en exclusiva al coito. La sexualidad es una forma privilegiada de comunicación que tiene múltiples maneras de expresión y en este periodo se pueden explorar alternativas al coito. Además, el encuentro sexual no debe producirse siempre con ánimo de excitación y fines orgásmicos. Las caricias en las manos, los brazos, la espalda, la cabeza o en zonas consideradas no especialmente erógenas son extremadamente gratas y favorecen un clima de cariño y afecto en este momento en el que la pareja puede estar más vulnerable.

La episiotomía

La episiotomía, o un desgarro, puede ser muy dolorosa al principio, pero sana con rapidez, por lo que si pasa un tiempo y el malestar persiste se debe consultar al ginecólogo. Una vez hayan sanado los tejidos, si la penetración se realiza en condiciones adecuadas, no notará más que alguna tirantez, pero de ningún modo tiene por qué sentir dolor. Es posible que el hombre no sepa cómo actuar, que tenga miedo de hacer daño. Para que todo fluya de la manera más satisfactoria, la mujer debe encontrarse cómoda, sexualmente excitada y sintiendo que no va a hacer nada que no le pida el cuerpo, nada que no desee. El hombre tiene que ser paciente y considerado, entender que la vagina ha pasado por una situación traumática, que hay una herida reciente y tiene que ser tratada con todo cuidado. Se debe extremar la lubricación vaginal y es muy aconsejable tener disponible un lubricante vaginal, con el que hacer un buen masaje de forma que la vagina este completamente deslizante.

Sequedad vaginal

Después del parto, debido a los cambios hormonales y a que la mujer puede tener miedo a la penetración, puede ser necesario y conveniente el uso de lubricantes y geles vaginales. En el caso del uso de lubricantes, se deben tener las siguientes consideraciones: es preferible usar lubricantes de base hídrica o solubles en agua. Los lubricantes que no se disuelven en agua proceden del petróleo: fundamentalmente se trata de la vaselina u otros aceites minerales. Éstos, puesto que no se disuelven en agua, se adhieren a la mucosa vaginal y pueden facilitar el desarrollo de gérmenes y disfrazar las infecciones hasta que estén demasiado avanzadas. Es conveniente que tenga un pH ligeramente ácido, que no supere el 5.0, similar al habitual de la vagina y que le permite la mejor defensa frente a infecciones o desequilibrios en la flora bacteriana vaginal. Es preferible un gel ligero, de fácil aplicación. Hay menor riesgo de posible irritación vaginal cuando el lubricante carece de sustancias que le confieran sabor , olor o color. Mejor si su efecto lubricante es de larga duración, eso facilita la espontaneidad en el encuentro sexual porque no se necesita estar pendiente del momento de su aplicación previa al coito. Por último, permite que el lubricante sea fácil de eliminar con el lavado, cosa que también ocurre cuanto más solubles en agua son. Los geles de isoflavonas actúan como una crema hidratante y suavizante, las cápsulas de aceite de onagra y las vitaminas A y E también mejoran el estado de la piel de todo el cuerpo y las mucosas, con lo que pueden favorece la recuperación del tejido.