Ya solo habláis de los niños, del día a día, de que cenamos hoy, sales de la ducha y ya ni te mira, atrás quedaron los mensajes de amor, la pasión en el sofá, las largas charlas, las miradas cómplices.

El día a día ha invadido tu vida en pareja. No te preocupes aun está a tiempo de actuar, tienes que tratar de luchar con el desgaste de la relación, que el tiempo ha producido, y en mujerglobal.com te vamos a dar esos pequeños trucos para reavivar la pasión.

Reemplaza la tele, es algo que está bien cuando estamos solos, que acompaña, hace ruido, pero que impide el diálogo, y ni que hablar de ponerla en el dormitorio, se convierte en la trampa de vuestra actividad sexual, intenta, reemplázala por otras actividades, jugar a algún juego erótico, haceros preguntas, o contaros vuestras fantasías, eso hará que os conozcáis mas.

Reservar tiempo para los dos, algo que no tenga nada que ver con los niños, los baños, las compras. Se trata de que organicéis una cita regular, por ejemplo el último sábado de mes y no importa donde, al cine, al teatro, a cenar, a un paseo a la luz de la luna.

Tenéis que poner emoción en la cita, como va a ser una vez al mes, lo ideal es que cada vez la prepare uno, así el otro no sabrá donde va y eso hará crear misterio, además del principio de una noche con magia.

Si no podéis dejar los niños en alguna ocasión, no pasa nada, no siempre se puede, pero eso no quiere decir que no tengáis vuestra noche, dejar fluir la imaginación y prepara una velada en casa, una cena a la luz de las velas, podéis cocinar los dos y jugar en la cocina eso puede resultar muy excitante.

Hacer algo en común, y no me refiero a las compras, las tardes del domingo con los suegros o a llevar a los niños a las clases extraescolares, si no a compartir grandes momentos.

Seguro que algún hobby tenéis en común, y si no hay que buscarlo, podéis montar en bici, salir a correr juntos, o haceros socios de algún club social, además de manteneros en forma, conoceréis a gente nueva, los cambios en la pareja acaban con la monotonía y el aburrimiento.

Y si tu chico acepta acompañarte a dar clases de salón, ¡estas salvada! No solo aprenderéis un montón de pasos de baile, sino que además ¡estaréis en contacto físico!

Pero eso si tampoco le obligues, hay un montón de cosas que podéis hacer. Lo más importante es compartir un momento agradable juntos. Como la actividad se lleva a cabo en grupo, eso os aporta, además, la ocasión de daros ánimos mutuamente, de mostrar vuestros talentos más inesperados y comentar en la intimad, ¡lo malos que eran los demás! De esta manera recuperaréis la complicidad perdida. Es mejor si os juntáis en el lugar donde se lleva a cabo la actividad y no ir juntos, así, tendrás la impresión de tener una cita con tu enamorado.

“¿Qué hiciste ayer por la noche?” preguntan los compañeros de trabajo mientras toman café. “Nada, vimos la tele”. ¡Hasta lo dices tú! Aunque no hicieras “nada”, tienes esa sensación algo embarazosa de no haber hecho nada realmente. Ver la tele, que puede ser una manera lúdica de evadirte, se convierte en seguida en una trampa. Sobre todo, si tienes una en la habitación y si abusas de su uso. Se convierte, entonces, en la tumba de vuestra vida sexual. Encenderla es un reflejo, hace ruido de fondo e impide todo tipo de diálogo.

Crea hábitos (mi consejo):

  • Algo que no tenga nada que ver con el baño de los niños, las compras del sábado o hablar de las facturas. Se trata de organizar una pequeña cita regular, agradable y sólo para los dos. Cada primer jueves por la noche del mes, ¡salís juntos! No importa a dónde: al restaurante, al cine, a una exposición nocturna, un paseo a la luz de la luna…
  • Cada uno de los dos se preocupa por organizar un plan que proponerle al otro. Si uno de los falla, tendréis que buscar otra noche y tendrá un pequeño castigo: fregar, revisar las tablas de multiplicación de los niños, organizar la despensa.
  • Es indispensable que reservéis tiempo sólo para los dos. También podéis organizar una cena a la luz de las velas, cocinado en casa, una noche de masajes con un entorno adecuado.
  • Para los que se lo puedan permitir, pueden contratar una niñera para esas noches o si no, os turnáis con los vecinos: ellos se encargan de tus hijos una vez al mes y vosotros de los de ellos cuando ellos quieran: ¡y salís todos ganando!