Personalidad y disincronías

Los expertos desarrollan juegos específicos para niños superdotados. En éste hay que encontrar la cara de una persona en menos de tres segundos.

Si un niño presenta una gran curiosidad por todo cuanto le rodea, aprende y almacena la información con facilidad y se interesa por cuestiones que no deberían tener interés para su edad cronológica (se pregunta acerca de la muerte, o sobre la justicia con cuatro o cinco años) lo más probable es que sea superdotado. Uno de los 42.000 niños que se estima tienen alta capacidad en España, pero de los que sólo cerca de 2.000 salen a la luz, según cifras del Centro para Jóvenes con Talento, en Navarra.

Aunque no son un grupo homogéneo y cuanto más superdotada es una persona, más única es, hay muchas características comunes a todos ellos, como su facilidad para aprender, gran capacidad de abstracción y para la expresión verbal, y una afición desmedida por la lectura y los temas científicos. Asimismo presentan grandes dosis de intuición, hipersensibilidad, autocrítica muy desarrollada y perfeccionismo, a lo que unen en muchos casos la facultad de liderazgo. Es decir, que el superdotado lo es tanto en el plano intelectual como en el emocional.

El problema de los superdotados se agudiza en las niñas, a quienes el miedo al rechazo les lleva a pasar desapercibidas, ser malas estudiantes o incluso conflictivas.

Su particular inteligencia le hace poseer una serie de ventajas en ambos planos, como no necesitar aprender académicamente en un principio, así como tener una potente sensibilidad que le permite sentir una fuerte empatía hacia los problemas de los demás; frecuentemente, las personas superdotadas son generosas y tienen un gran sentido de la justicia y la igualdad.

Pero ser tan distintos a los demás supone para el superdotado una enorme fuente de sufrimiento, especialmente cuando no recibe la atención adecuada. Así lo asevera la presidenta de la Asociación Española de Personas Superdotadas y con Talento, quien indica que, «precisamente por su inteligencia», desde muy pequeño distingue que es diferente al resto de niños de su misma edad, y «sentirse solo le hace pensar que lo que le pasa es algo malo, más siendo consciente de que a los demás se les ve felices y él no se siente así».

A pesar de su elevado potencial intelectual y emocional, generalmente no puede darle salida socialmente ya que, al no reconocerlos, la sociedad no sabe unirlos para que se integren y aporten lo que falta. Este problema se agudiza entre las chicas, a quienes el miedo al rechazo de sus compañeros les provoca intentar pasar desapercibidas, por lo que a veces son mediocres o malas estudiantes, o bien conflictivas. Su mayor preocupación por estar integradas en el grupo y ocultar sus habilidades es lo que hace que haya menos personas identificadas como superdotadas entre el sexo femenino.
Además, en el superdotado existen disincronías entre la edad mental y la cronológica, y con frecuencia le gusta estar con personas de mayor edad, «lo que probablemente les beneficie más, al compartir sus inquietudes e intereses con quienes que le aportan mas conocimientos», señala Alicia Rodríguez. ¿Cómo deben adquirir ese conocimiento, en la educación reglada con otros niños de su edad o en centros específicos?

Cerca de 42.000 niños españoles tienen alta capacidad, pero según los datos que maneja el Centro para Jóvenes con Talento, en Navarra, sólo 2.000 están identificados como tales, cifra pareja a la que señala el Ministerio de Educación y Ciencia, que los eleva hasta 2.229. Es decir, que sólo cinco de cada cien niños superdotados son detectados. La causa fundamental de esta deficiencia es la escasa formación y sensibilización que existe en España entre los profesionales de la enseñanza y la pediatría para detectar a los superdotados lo que, en última instancia, cercena el derecho de estas personas a desarrollar su capacidad intelectual. Pero además, no atender a sus necesidades especiales puede provocarles graves trastornos de índole psicológica como depresión, hiperactividad o bulimia ya que, además de por tener un cociente intelectual igual o superior a 130 y un rendimiento elevado en un amplio abanico de aptitudes, las personas superdotadas se caracterizan por ser extremadamente sensibles.