Dormir boca arriba, con chupete, sobre una superficie rígida… A todos estos consejos para evitar la muerte súbita de los bebés se suma ahora el uso de ventiladores en la habitación. Un trabajo, aparecido en ‘Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine’, afirma que los pequeños que descansan en habitaciones ‘aireadas’ tienen un 72% menos de probabilidades de padecer el citado síndrome mortal.

Un equipo de investigadores, procedentes de la división de investigación de Kaiser Permanente (Oakland, EEUU), estudiaron los casos de 185 recién nacidos que, entre 1997 y 2000, fallecieron por muerte súbita en 11 regiones distintas de California. Y compararon la información obtenida con la de 312 bebés sanos, de parecido perfil social que los anteriores.

Para conseguir los datos necesarios, se preguntó a las madres sobre los hábitos de sueño de sus pequeños: uso de chupete, localización del dormitorio, tipo de colchón, presencia de un ventilador, temperatura de la habitación.

El elemento sorpresa

Como ya habían visto en un trabajo previo, realizado con la misma cohorte de mujeres, factores como el chupete o la superficie en la que duermen resultaron eficaces frente a la muerte súbita. Pero, esta vez, el elemento sorpresa fue el ventilador.

Estos aparatos desempeñan un papel especialmente importante cuando el bebé se expone a altas temperaturas. En una habitación a más de 21 grados, los ventiladores se asociaron con una disminución de un 94% en el riesgo de fallecer por este síndrome.

Aunque se desconoce por qué los ventiladores protegen a los más pequeños, una posible explicación podría ser que, al permitir un mayor movimiento del aire, se impide que los niños respiren el dióxido de carbono que ellos mismos han expulsado (una de las posibles causas del fallecimiento súbito).