En este mes el interés de tu bebé se empieza a trasladar de las personas a los objetos. Aunque todavía vas a compartir muchos momentos de juego cara a cara con él, tu bebé centrará su atención, cada vez más, en los objetos que le rodean.

Su capacidad para comprender el significado de las palabras va mejorando significativamente y escuchará atentamente lo que le digas. Y es que el desarrollo del habla es posterior al de comprensión del lenguaje, por lo que será capaz de entender lo que le estás diciendo mucho antes de poder él mismo expresarse. Sin embargo, podrás averiguar mucho de lo que piensa o quiere por medio de sus movimientos y sus gestos.

A esta edad el bebé es más fuerte y activo. Es capaz ya de mantenerse sentado sin apoyo, e incluso es posible que ya intente ponerse en pie. En esta etapa comprobarás cómo tu bebé trabaja duramente para depurar sus movimientos. Ahora no sólo es capaz de agarrar objetos, sino que es capaz de mantenerlos en la mano y, lo que es más importante, es capaz de coordinar ambas extremidades simultáneamente y mantener un objeto en cada mano. Esto es un triunfo y abre las puertas a una nueva y excitante experiencia: la de chocar objetos entre sí.

Sueño: los temores

En esta nueva etapa el bebé es capaz de mantenerse despierto aunque tenga sueño. Las nuevas y excitantes experiencias que ha vivido durante el día a veces le impiden conciliar el sueño. Por otro lado el temor a la separación se acentúa a la hora de dormir. Los padres nunca deben coger al bebé de la cuna y llevarlo a dormir a su cama. Lo que se debe hacer:

  • La última hora antes de dormir debe ser tranquila y sin demasiada excitación.
  • No se debe alterar el horario de sueño, ni en vacaciones.
  • Es básico establecer una serie de rituales a la hora de acostarle: la cena, el baño, el pijama, unas caricias, un cuento y, finalmente apagar la luz.
  • Se debe acostumbrar a dormirse en su cuna, para lo que hay que acostarlo cuando este despierto y dejar que se duerma solo.
  • Es necesario, por lo tanto, transmitirle toda la tranquilidad y seguridad posibles.
  • Encuéntrale algún objeto, ya sea una manta o un muñeco, con el que crear un vínculo emocional y al que pueda recurrir para tranquilizarse.
  • Debes permitir que recurra a su propio método para conciliar el sueño, pues esto le dará seguridad y autoestima. Aunque tú estás ahí para ayudarle a conseguir sus objetivos, cada niño descubre su propio método para dormirse, ya sea chupándose el dedo o haciendo cualquier otro movimiento.
  • No dejes de ir a verlo si llora. Consuélalo pero sin sacarlo de la cuna porque esperará que lo hagas siempre. Mientras el bebé entienda que al despertar por la noche va a recibir algún mimo o entretenimiento, no dudará en llamar la atención de sus padres.

Comunicación: el entorno

A esta edad los bebes, aún con una movilidad limitada, ya son muy capaces de interactuar con su entorno. Acaban de descubrir que tienen voz y que la pueden usar. Es todo un mundo nuevo. Aunque todavía no son sonidos bien articulados, por ejemplo gritos de contento cuando está contento, es un comienzo en el desarrollo de su nueva habilidad. Eso, unido a la gesticulación, les permite pedir cosas y expresar sentimientos. Los adultos o los niños más mayores deben hacer un esfuerzo para entender sus inquietudes y proporcionarles apoyo.

Realmente el bebé disfruta haciendo lo que nosotros llamaríamos «hablar solo». El bebé no habla solo, le habla a sus juguetes, le habla a la imagen que ve reflejada en un espejo, que tan atentamente le escucha o simplemente se deleita escuchando su voz como si fuera simplemente música. A partir de ahora irá ejercitando la entonación de su voz. Está haciendo lo mismo que harías tú si intentaras simular un idioma que desconoces.

Cognitivo: el miedo al abandono

A esta edad pocos son los bebés que toleran la separación durante largos periodos de tiempo. Ahora el bebé ya entiende que su madre no forma parte de él y que puede ir y venir. Este es el momento en el que comienzan sus temores. Por añadidura, todavía no comprende el concepto de permanencia de las cosas, ya que si deja de ver un objeto, inmediatamente deja de existir para él.

Una solución, no siempre posible, para paliar este miedo al abandono es llevártelo contigo a todos los sitios. Otra opción es dejarlo con una persona que lo conozca bien y con quien tu bebé se sienta seguro. Una posibilidad que le encantará a tu bebé es llevarlo en una mochila, además de estar en contacto directo contigo le estás proporcionando una perspectiva de su entorno realmente fascinante.

Entre los seis y los nueve meses es la época de mayor dependencia hacia ti y de desconfianza hacia los extraños. Por eso es conveniente que se habitúe a la presencia de otros adultos. Cuantas más personas vea y conozca, mejor será para él y para ti. De esta forma, al pequeño le costará menos trabajo quedarse con otras personas, aunque es inevitable que llore cuando te vayas.

Cuando te vayas a ir, díselo. Despídete y dile que volverás a por él. Se quedará llorando pero se le pasará. No te vayas aprovechando que está entretenido con algo. Cuando se de cuenta de que no estás, sufrirá una ansiedad aún mayor y cuando vuelvas no te quitará ojo por miedo a que vuelvas a desaparecer.

Habilidades motrices: ejercitando las piernas

En esta etapa muchos bebés pueden mantenerse sentados sin apoyo aunque todavía no dominan su equilibrio. Sus intentos por ponerse de pie son un ejercicio de fortalecimiento de sus piernas y de preparación para gatear y caminar, es decir, los pasos más importantes en su desarrollo motor. Además, su habilidad manual se ha desarrollado bastante, ya que ahora es capaz de coger objetos a voluntad. Sabe llevárselos a la boca, pasárselos de mano a mano y golpear con ellos otras superficies para hacer ruido.

Ha llegado el momento en el que puedes meterlo contigo en la bañera. Ahora que es más fuerte y que su bañera se le ha quedado pequeña, esta opción será, no sólo divertida para tu bebé y para ti, sino que le va a permitir experimentar con el agua. Es preciso tener mucho cuidado al principio, porque un mal trago o un susto pueden hacer que le coja miedo. Debes darle seguridad, sintiéndote continuamente en contacto. De la misma forma es preferible que dejes el champú para más adelante, cuando se haya habituado al baño. Jugar en la bañera le proporcionará muy buenas oportunidades de aprendizaje, desde un mejor conocimiento de su cuerpo y sus posibilidades hasta comprobar que hay cosas que flotan y otras que no. Lo interesante del baño es la posibilidad de que el aprendizaje siga estando asociado a la diversión y al conocimiento de cosas nuevas.

Este es también un momento ideal para hacer sus primeras incursiones en la piscina. Pero no cualquier piscina es válida. Lo aconsejable es acudir a alguna preparada para la ocasión, con monitores de natación especializados, con una temperatura adecuada, etc.