Los bebés son más propensos a las enfermedades infecciosas como el resfriado, ya que su sistema inmunológico no está aún maduro.

Aunque sus defensas se fortalecen cuando son atacadas por un virus, es bueno prevenir al máximo su contagio, ya que se pueden derivar en una enfermedad más grave.

La prevención

Lo mejor es proteger al bebé de los ambientes donde puede ser contagiado por un virus. Si entre la familia o amigos hay alguien resfriado es mejor que no se acerque mucho al bebé y que tengan las manos limpias al tocarlos. Aunque a veces el contagio es inevitable, sobre todo si hay algún hermano mayor que transmita los virus de la guardería.

Si el bebé ya toma alimentos sólidos, será bueno que tome frutas y verduras ya que son ricas en vitamina C. Las frutas y verduras que más tienen son: kiwi, piña, caqui, cítricos, melón, fresas, pimientos, tomate, brasicáceas (verduras de la familia de la col) y las espinacas. Consulta con tu pediatra que tipos de frutas o verduras son más aconsejables para su edad.

Un simple resfriado puede resultar muy molesto para un bebé, sobre todo si se le tapa la nariz y tienen problemas para chupar el pecho o el biberón. Así que es normal que lloriqueen y se quejen.

Si come y duerme con tranquilidad, no podremos hacer otra cosa que esperar que se le pase el resfriado y estar alerta por si se produce algún cambio que puede indicar que sufre algo más serio.

Si tiene alguno de estos síntomas es mejor llevarlo al pediatra ya que se puede ser alguna enfermedad más seria:

  • Fiebre persistente durante 3 días o cambios bruscos de temperatura.
  • El niño esté menos activo, con un cambio brusco en la manera de comportarse.
  • Que emita gemidos y se rasque el oído.
  • Problemas respiratorios como respiración difícil, con carraspeos o silbidos.
  • Ganglios del cuello, axilas o ingles hinchados.

Es bueno ser previsores y tener siempre a mano:

  • Termómetro.
  • Suero fisiológico.
  • Aspirador nasal.

Fiebre

Si está acatarrado se tiene que tomar la temperatura al menos 2 veces al día. Una temperatura rectal superior a 38º normalmente ya se considera fiebre. Que tenga un poco de fiebre no es necesariamente peligroso, pero si que se tiene que vigilar si se trata de una subida repentina. En este caso es mejor consultarlo con el pediatra.
Si el bebé tiene menos de 3 meses y tiene un aumento de temperatura si que se debe visitar al pediatra lo antes posible.

Congestión nasal

Si el bebé tiene un tapón nasal que dificulta el sueño y su alimentación, se puede usar suero fisiológico. Si las secreciones nasales son espesas se puede utilizar un aspirador nasal.