Vaya preguntita. Y es que de los 3 a los 11 años creen que sus padres lo sabemos todo y que tenemos respuestas para cualquiera de sus dudas, así que nos bombardean con sus consabidos porqués, cómos y cuándos para ponernos -con toda su inocencia- en más de un aprieto.

Embarazosas…¿Pero cómo te mete papá la semilla?

Tarde o temprano te lo preguntará, así que relájate para darle una respuesta clara y concreta: «La semilla, que en realidad se llama espermatozoide, está en el pene de papá, y la introduce por un agujero que tenemos las mujeres. Dentro de la tripa se encuentra con la semilla de mamá, que se llama óvulo». Incluso puedes añadir que ésto ocurre porque mamá y papá se aman y que además resulta muy placentero. Cuando sea mayor, hacia los 10 ó 12 años, ya podrás explicarle con más detalle el acto sexual.

Y si aparece con preguntas fuera de tono, tipo «¿qué es sexo oral?» o «¿qué es un preservativo?», tampoco te alarmes: es mejor que tú se las aclares sin entrar en muchos detalles. En todo caso, aprovecha e indaga dónde escuchó eso para saber por dónde respiran sus amigos. Esta etapa es el momento ideal para pasar de las meras explicaciones biológicas a las que permitan formarle en valores y hablarle de la importancia de los sentimientos, como el amor o la responsabilidad en una relación de pareja.

Lo ideal es que el padre hable con los hijos y la madre con las hijas sobre la sexualidad, porque se facilita el proceso de identificación, aunque lo realmente importante es darle la suficiente confianza al niño para que se sienta cómodo y libre de preguntar sobre este tema.

Complicadas…¿Tú has fumado porros?

Como cuando son pequeños resulta difícil explicarles las complejidades de las drogas, basta con que les resaltemos que «son unas sustancias tóxicas y dañinas, como el detergente de casa o la gasolina del coche, que si se ingieren provocan enfermedades».

También se les puede empezar a inculcar la idea de la adicción -«tomarlas se convierte en una costumbre muy mala que es difícil de abandonar»- y, a la vez, elogiarles porque ellos cuidan su cuerpo y evitan cosas que pueden hacerles daño. Asimismo, puede ser una buena oportunidad para preguntarles qué harían ellos si les ofrecieran droga y explicarles que, si rechazan algo malo, sus amigos les van a respetar más; es decir, transmitirles la importancia de elegir por sí mismos y no por lo que otros digan. Y si te asaltan con un «¿tú has fumado porros?», los expertos opinan que, si el niño es muy pequeño, lo mejor es negarlo, ya que se puede comprometer la imagen paterna; a partir de los 10 años ya se puede admitir como una gran equivocación.

Y, como siempre, recuerda: para prevenir cualquier consumo nocivo en tus hijos, la mejor estrategia es el ejemplo. Los niños tienden a copiar lo que sus padres hacen, no lo que dicen.

Agobiantes…¿Por qué papá ya no va a la oficina?

Hay muchas preguntas que también resultan complicadas de responder porque duelen a los padres o les producen vergüenza. «¿Por qué papá no trabaja?», «¿por qué ya no tenemos cuidadora?», «¿por qué os separasteis?»… son algunos de los interrogantes que inciden en episodios tristes de la vida ante los que queremos poner distancia.

Nunca se debe optar por el silencio o la huida, sino desvelarle brevemente el motivo para que vaya comprendiéndolo y se sienta más relajado. Por ejemplo, «papá está buscando un nuevo trabajo…», «ahora no necesitas cuidadora porque nos ayuda la abuelita…», «papá y yo no podemos vivir juntos porque no nos comunicamos bien…». Sin embargo, este tipo de informaciones deben llegarle siempre dosificadas y con la menor carga emocional posible.

Imprevistas…¿Por qué esos hombres se besan en la boca?

Cuando te ponga en un verdadero aprieto, puedes responder con preguntas a las suyas, para ganar tiempo y pensar una buena respuesta. Además, entenderás mejor la dimensión y origen de su duda y ahorrarte explicaciones innecesarias. Por ejemplo, en este caso, en lugar de atascarte tratando de explicarle la vida erótica de los homosexuales, podrías decirle:

«Por que se quieren y se sienten atraídos. ¿Tú has oído hablar de la homosexualidad?, ¿sabes algo al respecto?». Y, a continuación, sin necesidad de mentirle, darle tu opinión más sincera. Siempre acertarás. A veces, un tema peliagudo puede ser una excelente oportunidad para hablar sobre el mismo antes de que otras personas le confundan con informaciones erróneas o explicaciones que carecen de la orientación moral que queremos inculcarle.

Insólitas…¿Quién puede más, Dios o Superman?

Los niños, desde muy corta edad, afrontan con absoluta naturalidad los asuntos relacionados con la religión o la espiritualidad, aunque muchas veces sus elucubraciones llegan a extremos insospechados.

En este caso, sus interrogantes son todo un desafío para la mente de los adultos, pero pueden transformarse en un diálogo profundo y enriquecedor aunque el niño sea pequeño. A modo de ejemplo, se le podría decir: «Dios está por encima de Superman, aún es más poderoso». Lógicamente, el que los padres tengan fe es un factor determinante sobre cómo hablar de estos temas. Siempre hay que contestar según las convicciones más profundas, sin contentarse con meras palabras de circunstancia, dándole una base sólida, y aprovechando además para transmitir creencias y valores de forma comprensible.