El cuerpo de la mujer durante su época de fertilidad, que abarca desde la pubertad hasta la menopausia, se prepara cada mes para una posible fecundación. El ovario produce un óvulo que busca encontrarse con un espermatozoide y unirse a él en la trompa de Falopio. Una vez en la trompa de Falopio, el óvulo mantiene de 48 a 72 horas su capacidad para ser fecundado.

El hombre libera en cada eyaculación unos 200 o 300 millones de espermatozoides, que depositados durante el coito en las proximidades del cuello uterino, pueden llegar a vivir de 48 a 72 horas. Ascienden en grandes cantidades por el útero, atraviesan las trompas de Falopio y su objetivo consiste en unirse al óvulo. Cuando el óvulo es fecundado por un espermatozoide, se forma una nueva célula única (huevo o cigoto) portadora de información genética proveniente de ambos padres, entonces se desencadena todo el proceso de desarrollo de un ser humano.

Por lo general, esta unión entre óvulo y espermatozoide no tiene lugar. Por eso, pasados entre 12 y 14 días de la ovulación, se produce el sangrado menstrual, la menstruación.

En la actualidad, gracias a los avances científicos, se puede decidir en qué momentos de la vida se desea tener hijos, pero para poder elegir se ha de disponer de información suficiente sobre las diferentes opciones con las que se cuenta para el control de la natalidad.