Uno de las principales polémicas que rodea a la cesárea es la posibilidad o no de tener un segundo parto de manera natural, un deseo que comparten muchas mujeres. Pese a que el 60% de las españolas sometidas a cesárea ha tenido un segundo hijo sin necesidad de recurrir a esta intervención, algunos expertos han comenzado a alertar de los riesgos del parto vaginal post-cesárea. Un trabajo publicado en mayo de 2002 por el ‘Journal of the American Medical Association’ advertía que el riesgo de mortalidad del bebé era once veces superior en los casos de mujeres que daban a luz después de haber pasado por una cesárea, frente a quienes optaban por una segunda incisión.

El problema está relacionado con un posible desgarro en la zona de la cicatriz de la primera sutura, una complicación grave que puede ser mortal tanto para la madre como para su hijo. Aunque el riesgo global no es muy grande (la estadística sitúa la mortalidad del feto en tan sólo 1 de cada 1.000 partos post-cesárea), el peligro de estos partos sí es superior al de los partos vaginales ‘normales’. A juicio de Maribel Domínguez, que ejerce como matrona en Córdoba, el riesgo de que se produzca una rotura uterina o de que la cicatriz de la primera cesárea se quede muy fina es un «poquito mayor» que en otro tipo de partos, pero insiste en que estas situaciones se tratan con el suficiente cuidado como para impedir estos problemas. En cualquier caso, añade, un parto vaginal siempre será mejor que una cesárea, «una intervención, no lo olvidemos, que requiere abrir todo el abdomen y cortar toda la musculatura de esa zona».

El doctor Cabrillo, jefe de partos del madrileño hospital de La Paz señala que estos segundos alumbramientos se ‘miman’ más por parte de todos los profesionales, aunque insiste en que en muchas ocasiones es la propia parturienta la que pide ser sometida a la segunda cesárea. «En estas intervenciones», explica, «es muy frecuente que la mujer sea sometida a una ligadura de trompas, por lo que ella misma excluye la opción del parto vaginal para poder ‘matar dos pájaros de un tiro’».

En España, el problema se atenúa un poco en tanto que nuestro país cuenta con una de las tasas de mortalidad perinatal y maternal post-parto más bajas del mundo. Sin embargo, en Estados Unidos muchos hospitales han optado por no ofrecer la opción del parto vaginal post-cesárea a pesar de las indicaciones que la Academia Americana de Obstetras y Ginecólogos hizo en el año 2000 sobre la seguridad de esta opción. El debate ya ha llegado a los círculos médicos y hay quien asegura que los beneficios de un parto vaginal superan con mucho los riesgos de una segunda cesárea (infecciones, hemorragias, trombos sanguíneos en el caso de la madre, y trastornos respiratorios e incluso muerte para el feto). Además, según otros estudios, el nacimiento vaginal después de una cesárea incrementa los riesgos de sufrir incontinencia urinaria y disfunción sexual. Datos de más de 700 mujeres obtenidos entre 1995 y 2001 y presentados durante el congreso anual de la Sociedad Americana de Uroginecología advertían el año pasado que el riesgo es un 20% mayor entre estas mujeres que entre las que recurren a una segunda cesárea.