La leche desnatada, o bien fresca y en botella, o bien en polvo, está autorizada y puede mejorar el sabor o la consistencia del té o del café. Puede entrar en la elaboración de salsas, cremas, flanes o preparaciones diversas.

El azúcar queda prohibido, pero el aspartamo, el edulcorante de síntesis más famoso y utilizado del mundo, está plenamente autorizado, sin restricción alguna, incluso en mujeres embarazadas, lo que demuestra su total inocuidad.

El vinagre, las plantas y hierbas aromáticas -tomillo, ajo, perejil, cebolla, chalota, cebolleta, etc.-, lo mismo que todas las especias, no sólo se autorizan, sino que se aconsejan encarecidamente.

Su empleo permite enriquecer el sabor de los alimentos consumidos y aumentar su valor sensorial, es decir, la valorización por los centros nerviosos que controlan la saciedad de todas las sensaciones gustativas, lo que incrementa su capacidad saciante.

Las especias no sólo son potenciadores de sabores, lo que ya no estaría mal, sino que son alimentos que facilitan la pérdida de peso. Algunas especias como la vainilla o la canela, tienen vocación de sustituir, con su sabor cálido, tranquilizador y efectivo, al sabor dulce. Otras, como el cilantro, el curry, el colombo y el clavo, pueden atenuar la necesidad de sal, especialmente en las mujeres con retención de agua a las que les cuesta privarse de salar aun antes de haber probado un plato.

Los pepinillos y las cebollas están permitidos si se utilizan como condimentos, pero salen del esquema de la dieta de proteínas puras si las cantidades utilizadas son tan grandes que hay que considerarlas verduras.

El limón puede utilizarse para perfumar pescados o mariscos, pero no puede consumirse en forma de limón exprimido ni de limonada, aunque sea sin azúcar, porque, de ser así, ya no se traía de un condimento sino de una fruta, acidulada, sí, pero con azúcar e incompatible con las dos primeras fases del plan: el ataque y el crucero.

La sal y la mostaza están permitidas, pero su uso debe ser moderado, sobre todo en caso de propensión a la retención de agua, especialmente frecuente en las adolescentes con reglas irregulares y en las mujeres en fase de premenopausia o que empiezan un tratamiento hormonal de sustitución. Para los incondicionales de esos sabores, existen mostazas sin sal y sales dietéticas poco yodadas.

El Kétchup corriente no está autorizado porque contiene mucho azúcar y, al mismo tiempo mucha sal, pero existen purés de tomate de muy buena calidad, como el famoso Heinz, a los que basta añadirles un poco de aromatizantes que resalten su sabor para obtener una auténtica delicia, sin ese punto dulzón que altera el gusto de la carne.

Más información en http://www.dietadukan.es/