• Los labios se resecan con el frío.
  • Para las manos agrietadas, aceite de oliva con azúcar.
  • Humedecerse los labios con saliva aumenta la irritación.
  • La fotoprotección es necesaria también en invierno.

Con la llegada del frío la tez y los labios se agrietan, la nariz se irrita y las manos se vuelven ásperas. La humedad, el viento, los cambios bruscos de temperatura ambiental o la sequedad producida por las calefacciones, provocan una gran deshidratación. El resultado es una piel seca, descamada, envejecida y con fisuras.

Con los catarros, nariz y labios se enrojecen e irritan por el uso del pañuelo y los permanentes estornudos.

Las zonas más expuestas al frío y el viento son las que debes cuidar con mayor atención para conseguir un efecto óptimo:

Labios

Evitar humedecer los labios aunque se noten secos. La saliva puede provocar una irritación adicional.

Los Ácidos Grasos Esenciales (AGE) instaurados del Aceite de Rosa Mosqueta de una buena crema aceleran la regeneración de los tejidos cutáneos, y el crecimiento celular. Repavar Bálsamo de OTC Ibérica puede ser una buena opción para la nariz y los labios irritados.

Rostro

Hidratar tantas veces como sea necesario para evitar el empobrecimiento hidrolipídico y consolidar la barrera cutánea. Antes de salir de casa, no te olvides de aplicarte una buena crema hidratante protectora de la epidermis, con urea, colágeno, lactato sódico y otros componentes que además de paliar el fotoenvejecimiento cutáneo contribuyen a reintegrar en la piel la ordenación queratinocítica desestructurada por agentes externos.

Manos

Están permanentemente expuesta a las agresiones del entorno. Por ello, necesitan un cuidado especial que las mantenga jóvenes por más tiempo. Una crema a base de vitamina E, altamente hidratante, untuosa y con efecto escudo será tu aliado en esta época del año. Llévatela en tu neceser y aplícatela cuando quieras.

Si están están muy secas, después de la aplicación de la crema de manos es recomendable cubrirlas con unos guantes de látex para favorecer que las células trabajen en pleno rendimiento.