Por qué aparecen, qué productos usar, cómo combatirlos y de qué forma prevenirlos.
Consejos para poder liberarte de estos molestos enemigos.

El acné es un problema frecuente que, en muchas oportunidades, condiciona la vida de quienes lo padecen, sobre todo en los adolescentes, pero también uno de cada 20 adultos sufre de este problema. Además de la higiene, la industria cosmética ofrece numerosos tratamientos para combatir a estos odiosos enemigos.

¿Qué es exactamente el acné?

El acné se produce a la inflamación de los folículos pilosebáceos. La mayoría de las veces suele darse en la frente, nariz, mentón, cuello. Las pieles grasas tienen mayor tendencia a sufrirlo y en su desarrollo las hormonas son protagonistas.

El 85% de la población entre 12 y 25 años tienen algún grado del problema. El pico más alto entre los 14 y 16. Suele ser más intensa en los hombres, pero más prolongada en las mujeres.

Los dermatólogos explican que la mejor forma de prevenirlo es tener una buena higiene.

Se debe a una serie de cambios hormonales que se producen en la adolescencia cuando las glándulas sexuales empiezan a madurar, aunque el problema no siempre se estanca en esas edades y puede llegar hasta los cuarenta si no se trata de la forma adecuada.

Especialistas destacan también el alto grado de automedicación y la falta de constancia en los tratamientos, algo que si se agrega a la falta de una buena higiene en la piel puede agravar el problema, por lo que recuerdan que el acné requiere sobre todo tiempo y constancia.

¿Hasta a los 40 años?

Los expertos constatan la frecuencia de factores emocionales y de conducta entre los jóvenes con acné desarrollado, lo que provoca, en muchos casos, complejos y problemas de relación con su entorno.

El hecho de que cada vez se valore más la imagen hace que esta patología pueda ser un motivo destacado de ansiedad y depresión, lo que repercute en la calidad de vida, en el rendimiento escolar y en las relaciones. Muchos chicos se sienten tan acomplejados que incluso dejan de salir de casa.

Uno de cada 20 adultos sufre de un acné persistente, que en muchos casos no puede ser combatido con cremas ni antibióticos.

El acné también puede afectar en otras etapas de la vida, incluso en personas que lo padecieron en la adolescencia. La contaminación ambiental, el estrés, y los cosméticos y maquillajes mal utilizados son algunas de las causas que potencian sus manifestaciones en la edad adulta.

El acné en las mujeres grandes se suele conocer como acné cosmético, ya que está motivado por una incorrecta utilización de las cremas, además de factores hormonales y aparece sobre todo en la zona de la mandíbula, que es donde, por arrastre, se acumula mayor cantidad de producto al extenderlo.

¿Cómo combatirlo?

En todos los casos es aconsejable tratar el acné cuanto antes, en algunos incluso con fármacos, mientras que en todos los tipos de acné es vital una buena higiene y la utilización de productos exfoliantes que faciliten la salida de la grasa.

Es importante que se consulte a un médico en las primeras manifestaciones del acné que pueden darse incluso en los 8 ó 9 años, ya que de esta manera se puede evitar de forma precoz manifestaciones más graves y que puedan dejar cicatrices en el rostro.

Los dermatólogos, después de valorar los diferentes factores, crean un tratamiento personalizado para combatir los granos. Los tratamientos más comunes son:

Los retinoides: un clásico contra el acné que varía en concentración y se presenta en forma de gel, crema o tampones.

El peróxido de benzoilo: se utilizan en casos con inflamación. Su acción es muy rápida, pero el tratamiento debe de mantenerse durante dos o tres meses.

Antibióticos locales: Soluciones o geles a base de eritromicina, que posee una acción antimicrobiana y antiinflamatoria.

En la industria cosmética existen una gran cantidad de tratamientos que ayudan a combatir los granos. Por eso, ante los primeros síntomas de exceso de grasa en la piel hay que poner en marcha un plan de ataque directo.

A no olvidar

Nunca aplicar cosméticos grasos. Como regla sólo se tienen que usar cosméticos oli free (libre de aceite).

La limpieza se debe convertir en una disciplina. Aunque no se utilice maquillaje, la piel debe de limpiarse dos veces al día: mañana y noche. La grasa y suciedad atraen las bacterias que provocan el acné.

Evita el sol. Al principio se puede dar la impresión de que la piel deja de tener ese aspecto cremoso y brillante. Pero es sólo eso, una impresión. Después el sol pasa factura y se produce un efecto secundario que devuelve con intereses granos y puntos negros.

Nunca utilices las manos para acabar con un grano.

Evita los ambientes contaminados, sin ventilar y llenos de humos, ya que atraen la suciedad a la piel.

Se aconseja beber agua, juegos de ananá, tomate y naranja porque depuran las impurezas al mismo tiempo que la hidratan.

Utiliza limpiadora antigrasa; tónico equilibrante sin alcohol para proporcionar frescor; hidratante con efecto regulador; mascarilla purificante; exfoliante dos veces a la semana y corrector de imperfecciones para ocultar el grano inoportuno.