¿Qué elementos hay que tener en cuenta a la hora de escoger un fotoprotector? ¿Qué significa realmente el número de filtro solar? ¿Son mejores los filtros químicos o físicos? ¿Cómo saber qué fototipo de piel tenemos?

El Dr. Josep González Castro, dermatólogo y Director de IDERMA nos explica las claves para seleccionar un buen fotoprotector, según el fototipo de piel de cada uno y las circunstancias en las que se produce la exposición solar

Los protectores solares son el salvavidas de la piel en verano, al protegerla de las quemaduras solares, del fotoenvejecimiento prematuro y sobre todo del cáncer de piel. Pero para que los fotoprotectores sean efectivos hay que saber escogerlos y utilizarlos correctamente. En IDERMA, Instituto de Dermatología Avanzada del Hospital Universitario Dexeus – Grupo Quirónsalud de Barcelona, han elaborado una guía para ayudar a interpretar la información que aportan los fotoprotectores y comprobar así si son los más adecuados en cada caso. Para el Dr. Josep González Castro, dermatólogo y Director de IDERMA, “también es básico conocer el fototipo de piel que tiene cada persona y las circunstancias en las que se produce la exposición solar”.

¿Cómo escoger el fotoprotector más adecuado?

Los expertos en dermatología de IDERMA aconsejan:

  • Ha de ser un protector solar con “protección de amplio espectro”: lo que significa que defiende la piel de la radiación ultravioleta B (UVB), así como de la radiación ultravioleta A (UVA). La nueva generación de fotoprotectores incluyen también protección frente a los rayos infrarrojos-A (IR-A) y la luz visible (HEvis), que serían las fórmulas más completas para cuidar la piel y protegerla de los estragos del sol.
  • Hay que conocer el Factor de Protección Solar que necesita cada tipo piel: la protección frente a la radiación ultravioleta viene determinada por el Factor de Protección Solar (cifra que aparece junto a las siglas FPS o SPF). Existe mucha confusión sobre lo que realmente significa este número. Como nos explica el Dr. Josep González Castro “este número indica el número de veces que el fotoprotector aumenta la capacidad de defensa natural de la piel, frente al enrojecimiento previo a la quemadura”. Es decir, si por ejemplo una piel se enrojecería a los 10 minutos de estar al sol, tras aplicarse un filtro solar de factor 10 esta podría soportar diez veces más la radiación solar sin quemarse (es decir 100 minutos).

    • La Comisión Europea clasifica los fotoprotectores mediante cuatro categorías según su FPS:
    • o Baja (FPS de 6 a 10)
    • o Moderada (FPS de 15 a 25)
    • o Alta (FPS de 30 a 50)
    • o Muy alta (FPS de más de 50)

“También hay que desmentir que exista un fotoprotector TOTAL ya que siempre hay una cierta cantidad de radiación que penetra en la piel. Así por ejemplo un FPS 15 bloquea hasta un 93,3% la radiación, mientras que un FPS de 50, alrededor de un 98%” aclara el Dr. González Castro.

  • Mejor que contengan filtros solares físicos: la eficacia del protector solar es gracias a su composición con diferentes filtros solares. Existen los filtros físicos (“pantalla física o mineral”) que reflejan la radiación y se reconocen por dejar una fina capa blanquecina sobre la piel; los filtros químicos que actúan absorbiendo la radiación; y los filtros orgánicos o biológicos que reparan los daños que produce el sol. La mayoría de fórmulas combinan las tres modalidades de fotoprotección, pero en ciertos casos es mejor decantarse por un filtro u otro:

    • en las pieles intolerantes y los niños es mejor utilizar protectores sin filtros químicos, solo con filtros físicos.
    • en deportistas o personas que pasan mucho tiempo sobreexpuestos al sol son más aconsejables los filtros físicos que ofrecen mejor resistencia al agua y al sudor.

  • Aunque sean fotoprotectores resistentes al agua es necesario ir reaplicándolos: es importante que la fórmula protectora sea resistente al agua. Existen dos tipos de etiquetas: las “resistente al agua” que significa que el fotoprotector no pierde su eficacia hasta después de 40 minutos de inmersión; y por otro lado el “muy resistente al agua” que amplía el tiempo a 80 minutos. Pero aunque los filtros resistan cierto tiempo en el agua, “hay que tener en cuenta que si nos secamos con la toalla vamos a eliminar parte de la fotoprotección… Los expertos aconsejamos reaplicar el producto tras cada baño o en condiciones de sudoración excesiva” aclara el Dr. Josep González Castro, dermatólogo y Director de IDERMA.
  • Adaptar la textura al tipo de piel de cada persona: la textura del fotoprotector, aunque pueda parecer una cuestión poco relevante, es la clave ya que influye en la cantidad de producto que se acaba extendiendo sobre la piel y en su frecuencia de uso. Todo ello, garantiza una mejor fotoprotección. Según el tipo de piel serán más apropiadas unas u otras texturas. En el caso de las pieles acnéicas, por ejemplo, es imprescindible que sean productos sin aceites y no comodogénicos, para no obstruir los poros. En las pieles secas es mejor aplicar texturas en crema o lociones, y en las pieles grasas mejor usar texturas en gel o spray.
  • Los protectores solares también caducan: hay que tener en cuenta que son productos que también caducan y que van perdiendo sus propiedades tras estar unos meses abiertos. Por ello, se recomienda fijarse en el número que aparece en el envase y no utilizar pasados esos meses.

Esta guía es una base para escoger un buen protector solar, pero los expertos de IDERMA inciden también en la importancia de seguir pautas de protección solar personalizadas y prescritas por dermatólogos, que aconsejarán en cada caso los productos más adecuados para cada tipo de piel.

La importancia de conocer nuestro fototipo de piel

El fototipo de la piel se define en función de la respuesta de la piel frente a la radiación solar. Como nos explica el Director de IDERMA, el Dr. Josep González Castro, “existen seis fototipos según el tono de la piel, el color del cabello, la presencia de pecas, la facilidad por sufrir quemaduras solares, o la capacidad para broncearse”:

  • Fototipo I: las pieles muy claras que siempre se queman, no se broncean y suelen tener numerosas pecas.
  • Fototipo II: pieles claras, que se queman con facilidad pero consiguen un ligero bronceado. También suelen tener numerosas pecas.
  • Fototipo III: pieles claras y mates que tienen un bronceado medio y algunas pecas. En ocasiones pueden quemarse.
  • Fototipo IV: pieles mate que no se queman nunca, siempre se broncean (con un bronceado oscuro) y sin pecas.
  • Fototipo V: piel morena, que nunca se quema, siempre se broncea (con un bronceado muy oscuro), y sin pecas.
  • Fototipo VI: piel negra, no se quema nunca y no tiene pecas.

Según cada fototipo de piel serán necesarias unas pautas de protección u otras. Por ejemplo, cuanto menor es el fototipo de nuestra piel, más elevado tiene que ser el fotoprotector que se debe utilizar. “El asesoramiento por parte de un experto siempre es la mejor prevención para mantener una piel cuidada y protegida, que se mantenga sana durante todo el verano” aclara el doctor y Director de IDERMA.