Para empezar, la piel de las piernas posee menos glándulas sebáceas que la del resto del cuerpo, de modo que tienden a resecarse con regularidad y a formar esas escamas blanquecinas que deslucen su apariencia. Típica piel de lagarto. Este trastorno se agrava con la edad, cuando la capa córnea pierde su capacidad de retener la hidratación natural.

Las piernas amortiguan cuanto golpe, rasguño o herida reciben a lo largo de su vida. En consecuencia, una cicatriz traza la piel, que a la postre difícilmente desaparece. Los signos del envejecimiento también pasan factura con la flacidez, en especial en la cara interna de los muslos, provocada por el debilitamiento del colágeno y la elastina, estructuras internas de la piel que dan soporte y firmeza.

Constantemente están sometidas a un duro trabajo y tensión. El sedentarismo, las malas posturas, el exceso de peso, prendas de vestir muy ajustadas y zapatos con tacones muy altos, provocan cansancio, hinchazón y alteran la buena circulación. Sin embargo, sus peores contrincantes son la celulitis, las estrías y las temidas varices.

El plan de ataque

Unas piernas bellas requieren, principalmente, dos tratamientos básicos. Exfoliación e hidratación. La primera favorece la circulación, suaviza la piel y le proporciona un tono parejo y luminoso. La segunda es un ritual obligatorio, tanto al beber diariamente dos litros de agua, como al aplicar tópicamente alguna crema o aceite hidratante. La constancia es prioritaria. Un generoso masaje ascendente, en especial después de la ducha, aún con la piel húmeda, elimina ese antiestético aspecto “acartonado”, la ayuda a retener el agua y a mantener estable el nivel de su pH. Una piel hidratada se siente y se ve tersa, suave, brillante. Además, es mucho más resistente y elástica, evitando así la aparición de estrías y manteniendo a raya a la implacable flacidez. Las cremas con vitaminas A, C y la Q10, que incluyan retinol y ácido hialurónico, o que incorporen polímeros tensores, estimulan el colágeno y tonifican y reafirman los tejidos, además de mejorar notablemente la superficie de la piel.

Aunque suele ser un huésped no grato en caderas, muslos y glúteos, las pantorrillas también acusan la presencia de celulitis. La solución pasa por hacer ejercicio, beber agua, ingerir una sana alimentación, evitar en lo posible el alcohol y el tabaco, y tratamientos estéticos como las vendas frías, la endermología y la liposucción. Los anticelulíticos son una fabulosa opción. Avances científicos, utilizados en cosmética, han permitido desarrollar productos de avanzada que incorporan en sus fórmulas potentes activos que actúan sobre los adipositos (células grasas) para drenar toxinas, evitar que el tejido adiposo se acumule, moldear la figura y mejorar la apariencia de la piel.


Vencer la gravedad

Para combatir las piernas cansadas, hinchadas y con sensación de hormigueo debido a la retención de líquidos, hay que reducir el consumo de sal y evitar el sobrepeso. Para quienes pasan muchas horas sentadas o de pie, los ejercicios cortos mejoran notablemente: alzar las piernas, rotar los tobillos, caminar de puntillas, apoyarse alternativamente sobre las puntas de los pies y sobre los talones. Igualmente ayuda practicar la natación, el jogging o montar bicicleta. No se deben cruzar las piernas, y menos, sentarse sobre ellas. Asimismo, prescindir de ropa y calzado ajustados. El apoyo cosmético mejora notablemente estos casos. Las cremas en gel, de efecto frío, son muy refrescantes y relajantes. Al contacto se funden en la piel y brindan alivio, frescor y vitalidad. Cuando el problema circulatorio es mayor, las várices y arañas vasculares acechan cual enemigo oculto. Para tratar las superficiales existe un tratamiento por microinfiltraciones o láser con sistema de enfriamiento. Cuando se agravan, lo recomendable es consultar con un especialista (flebólogo). Sin embargo, las cremas de efecto drenante, estimulante y refrescante que incorporen vitaminas C y E, e ingredientes como gingko biloba, castaño de Indias y ruscus, fortalecen las venas y los capilares y estimulan la circulación.

Sublime belleza

No hay nada más estético que una pierna libre de vellos. Para eliminarlos hay diversos métodos: hojilla, máquina, cera o láser. Cualquiera sea el escogido debe realizarse con regularidad para evitar que un cañón inoportuno asome la punta. Sin embargo, la depilación con láser es la opción más viable, ya que consigue eliminar el vello no deseado —en pocas sesiones— de forma definitiva e inofensiva.
Y para decirle adiós a las medias y los pantalones y atreverse a lucir “al fin” la mini, los autobronceadores proporcionan un color bronceado inmediato, de un modo sutil y muy natural. La oferta cosmética es amplia, y sobre todo, de avanzada, ya que estos productos incluyen un complejo, el DHA-eritrulosa, que recrea a la perfección la tan apetitosa tonalidad. Además, contienen agentes suavizantes, hidratantes y antioxidantes, que protegen la piel y la mantienen suave y brillante.